miércoles, 18 de diciembre de 2019

A mi Padre

Con tu Ser que me dio el aliento me reencuentro en esta vida.

Ante tu Amor que no sabías como darme, ni yo como recibir, me arrodillo humilde.

Me enternezco mirándote con los ojos del Alma.
Reconociéndote en que fui tú y fuiste yo
te siento dentro, más cerca que nunca.

Saber que nos elegimos por siempre, desde el Absoluto, me hace entender que nuestros corazones son uno y no mucho más.

Que compartimos esencia a pesar de la aparente diferencia.

Hace poco que empecé a vislumbrar muchos más colores en ti de los que nunca vi.

Eres extenso y amplio,
justo y generoso.
Explosivo e inocente.
Querido y amado.

Te noto, dentro de tu arcoiris, algo más cansado.

Las leyes de este mundo físico que bien supiste te mandan mensajes, ellas también, de sosiego y calma.

El chico de ayer es el hombre sabio de hoy, con tus manos arrugadas y el pelo más cano, mientras tus ojos siguen transmitiendo el brillo de aquel niño que fuiste y que sigue viviendo en tu interior.
Al niño que veo ahora cuando besa a otra niña que también eres tú.

Te me recoges tierno y poderoso ante la aceptación de una vida a la que has dado forma, sin pausa, durante años.

Me enorgullece como intentas llegar a lugares que antes no vislumbrabas siquiera.

Te pido perdón por no vernos de esta manera hace tiempo y aún así querernos.

Te doy las gracias por ser, por darme, por estar, por cuidarme, por elegirme, por amarme.

Por todas tus fuerzas en pos de lo que muchos no entienden como Amor.

Pero que yo sé que es el más profundo y hondo, el más callado y hacendoso.
El que se da desde el no saber, y que con confianza ciega y generosidad absoluta nos has regalado.

Te amo en esta vida y en otras, como siempre lo hice, con toda mi esencia, mi conciencia y mi corazón.

Que la Luz te inunde y te proteja.

Light & Love.

Lou


Ilustración: @muhammedsalah

No hay comentarios:

Publicar un comentario